Edicion mayo 20, 2024

Ganadores del festival vallenato, ¿trampa, rosca o sensatez?

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Columnista - Delia Bolaño Ipuana
Columnista – Delia Bolaño Ipuana

La pluma dorada, en esta ocasión, plasma la página en blanco con la tinta fina de su pensamiento, inspirada en un tema sensible al folclor y al vallenato, o tal vez en un tema que toca todos los ámbitos artísticos, sociales, políticos y culturales. Valledupar, Cesar, es denominada la capital mundial del vallenato no solo porque en ella hayan nacido múltiples representantes de este género musical, sino porque se ha convertido en la cuna que concentra y realza a quienes le dan cuerpo y vida al folclor. Aunque en su mayoría son originarios de La Guajira, el valle también cuenta con un gran número de exponentes de este género. No obstante, no se puede negar que las raíces de este folclor se encuentran en La Guajira.

Entre los representantes de algunos subgéneros del acordeón se encuentran Francisco El Hombre, Luis Enrique “El Pollo” Martínez, Israel Romero, Emiliano Zuleta, Colacho Mendoza, entre otros. En la composición, destacan Leandro Díaz, Calixto Ochoa, Adolfo Pacheco, Diomedes Díaz, Marciano Martínez, Rosendo Romero, Yeyo Núñez, los hermanos Moya, Alex Duarte, Rafael Manjarrez, Roberto Calderón, sus hermanos Los Calderón, Urbina Joiro, Jesús Villero, los Martín Calderón (padre e hijo), las vocalistas Ana del Castillo, Delia Daza, La Taty Daza, Silvestre Dangond, los hermanos Zuleta, Fabián Corrales, Nelson Velásquez, entre muchos otros que han sembrado y mantenido vivo el folclor vallenato, con más y más artistas guajiros surgiendo cada día.

Sin embargo, es en Valledupar donde se estimula el trabajo que la misma historia narra, esa que nace en La Guajira. Esta concentración otorga a Valledupar el título de capital mundial del vallenato, ya que reúne a guajiros y a otros artistas vallenatos que se suman al gremio en su máxima expresión.

Luego de esta pequeña descripción, es importante también reflexionar profundamente sobre un caso específico que surge del polémico concurso de acordeón en el reciente Festival de la Música Vallenata en Valledupar. En los distintos concursos, los seguidores de los artistas con experiencia se enojan, descalificando la decisión de los jurados, pues sueñan que su artista favorito es el único merecedor de todos los premios. Esto viola el principio de igualdad de oportunidades para todos los que también tienen talento y buscan su espacio para ser conocidos, permitiendo que jurados y público descubran nuevas propuestas.

No es posible pretender ganar todas las batallas. En todos los concursos siempre hay rosca y no rosca, ambas peligrosas. El soborno, la trampa, “ganas si me das”, afectan incluso si el otro artista tiene una mejor propuesta ante los ojos de los espectadores. La trampa siempre va a existir, aunque no debería ser tan evidente.

En este caso particular de los ganadores en acordeón, según la opinión de muchos, también son excelentes y merecedores de ganar. El artista que no ganó esta vez, pero que ya ha ganado previamente, fue muy sensato al reconocer que los ganadores tuvieron una excelente presentación y también merecían ganar.

Atacar a los jurados simplemente porque no ganó el artista preferido, el que suele ganar, no es correcto. Si la nueva propuesta fue mejor, entonces no debería haber concursos: se debería premiar a uno y listo. En toda competencia, se puede ganar o perder, y siempre habrá alguien mejor o igual que tú.

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