Edicion mayo 14, 2024

Confirmar el pacto a través del arrepentimiento

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41.b. “[…] Entonces se humillará su corazón incircunciso y reconocerán su pecado.
42. Y yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra”.
Levítico 26.

 

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

Dios no hace caso omiso al clamor de Su pueblo cuando está en aflicción por sus pecados y le enseña el camino de la restauración: primero, debe estar dispuesto a recibir la disciplina correspondiente; debe reconocer y confesar sus pecados de corazón; y entender que fue por su rebelión que terminó en manos de sus enemigos. Israel había caído en la soberbia de sentirse superior al resto de las naciones por la circuncisión de la carne, pero lo que Dios deseaba era la circuncisión de su corazón (v. 41).

Si se humillaban rasgando su corazón y se arrepentían de sus pecados, Dios les daría una nueva oportunidad. Nuestro Dios estableció un pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y es fiel para cumplirlo.

La esperanza del pueblo de Dios está en la fidelidad de su Creador. Él señala que, aunque sean castigados, no los desechará ni los consumirá. En esto se ve cómo el castigo de Dios se basa en Su sublime amor. Aunque Israel invalidara el pacto, Dios no lo hará.

Esto se los hace saber diciendo *Yo* en varias instancias. La restauración del pueblo escogido por Dios se basa en el pacto. Dios le había dado a Israel la Ley (estatutos, mandamientos) necesaria, para que supiera cómo conducirse como pueblo santo (Lv. 26:46). Nuestro deber es recordar nuestra relación con Dios y seguir firmemente Sus enseñanzas.

Dios hizo un pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y prometió bendecir a Sus hijos. La realización de esta promesa se basa en la obediencia.

Así, gozarían de la bendición si obedecían, pero serían castigados si no lo hacían. Si bien Dios se mantuvo fiel a Su pacto, Israel no pudo cumplirlo. No obstante, como Él sabía que los descendientes de Israel lo desobedecerían, dejó abierto el camino del arrepentimiento y la restauración. De este modo, Él siempre le da una nueva oportunidad a quien confiesa sus pecados y se arrepiente de corazón.

*Dios nunca destruye Su pacto, sino que lo cumple fielmente por el amor incesante que tiene por Su pueblo. Gozamos de la bendición del pacto cuando regresamos al lugar del verdadero arrepentimiento que alegra a Dios*. Dios les guarde.

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