Edicion mayo 20, 2024

Canciones inéditas… La suerte de las feas, las bonitas la desean

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Columnista - Luis Eduardo Acosta Medina
Columnista – Luis Eduardo Acosta Medina

“Yo enseñé a mis canciones a conversar conmigo, ellas mismas me dicen que no las dé a grabar, porque recién salidas uno las oye cantar y a los poquitos días las echan al olvido”.

Ha concluido la versión 57° del Festival Vallenato y son conocidos los resultados de los concursos. Los Reyes con su corona bajo el brazo, algunos celebran y otros reprochan, una reacción natural en estos casos. Como se sabe, los jurados son humanos, y sus decisiones tienen un alto grado de valoración subjetiva: lo que para unos es bonito, para otros no. El olor a festival todavía se siente, y en este certamen las canciones inéditas tuvieron el lugar importante que merecen. Esto trajo a nuestra mente el fragmento transcrito de la canción titulada *Mis hijos y mis canciones*, de Dagoberto López Mieles, que los Hermanos Zuleta incluyeron en 1983 en el LP *Vallenato Nobel*.

A propósito del concurso de canciones inéditas, se han presentado con estas obras musicales algunas situaciones en las cuales uno recuerda el dicho campechano de nuestros viejos: “La suerte de la fea, la bonita la desea”. Esto se debe a que algunas canciones que no tuvieron buena suerte en los concursos, al ser grabadas, han contado con más fortuna que las declaradas ganadoras. Esto ha pasado en muchos festivales y hay ejemplos como arroz.

A modo de ejemplo, recordemos que en 1971 la canción *Mi gran amigo*, de Camilo Namen Papalino, una elegía a la memoria de su padre fallecido, no ganó. Fue declarada ganadora *Lamento Arahuaco*, una canción de Santander Durban Escalona. Sin embargo, la de Namen fue incluida por Jorge Oñate con los Hermanos López en el LP *El jardincito* en 1972 y fue un éxito nacional que sigue siendo recurrente en la radio colombiana. Fue grabada también por Peter Manjarrés con el acordeón de Emilianito Zuleta en *Clásicos Volumen I* en 2008. Por su parte, la ganadora, si la memoria no me falla, solo fue grabada por su autor con su hermana Estela. Es una buena canción, pero no pudo superar en el gusto popular la precitada elegía. Camilo se sacó la espina en la siguiente edición del festival, cuando se alzó con el título de Rey de la canción inédita con *Recordando mi niñez*, que también grabaron los López con Oñate en el LP *Reyes vallenatos* en el mismo año.

Casos similares se presentaron con otras composiciones. Por ejemplo, *Canasta de ensueños*, de Fernando Meneses, no logró el primer lugar en 1979. Tampoco lo obtuvo la otra favorita del público, *Grandes valores*, de Juvenal Daza. Ganó Pedro García Díaz con *El poeta pintor*. Curiosamente, ese tema y el de Juvenal fueron grabados por el mismo Pedro con Osmel Meriño meses después en un álbum que titularon *Grandes valores*. Esa canción se sigue escuchando, pero la que ganó pasó desapercibida. Por su parte, Jorge Oñate con El Chiche Martínez grabaron *Canasta de ensueños* en el LP *Siempre unidos* en 1979, siendo un éxito nacional. Posteriormente, fue grabada por Peter Manjarrés con Sergio Luis en *Clásicos*. Juvenal se sacó la espina cinco años después, en 1984, cuando ganó con *La espinita*.

En 1983, Roberto Calderón y Nando Marín recibieron su “cocotazo” en el mismo certamen. Fue ganadora la canción *Soy el acordeón*, que, que yo sepa, no ha sido grabada, pero ¿quién no recuerda *El corazón del Valle* y *Pecadora* de Calderón y Nando Marín, respectivamente? La primera fue grabada por Oñate con Juancho en 1983 en el LP *13° Aniversario*, y la segunda la hizo éxito Silvio Brito y Ciro Meza en el LP *Somos diferentes* en el mismo año. La canción de Marín prácticamente fue vetada por Consuelo por considerarla ofensiva hacia las mujeres, así que su suerte estaba echada. Marín volvió a concursar, pero Roberto no. Marín presentó *Canta conmigo* en 1990 y tampoco tuvo suerte, fue descalificada, pero tuvo un éxito comercial y folclórico inusitado en la voz de Diomedes con Juancho en ese año. Así se tituló el LP. Sin embargo, no se rindió y en 1992 se sacó la espina al ganar con *Valledupar del alma*.

Romualdo también tuvo que saborear las mieles amargas de un fallo que sigue siendo controvertido cuando perdió en 1998 con la canción que, para el público, debía ser la ganadora en ritmo de paseo: *Los amaneceres del Valle*. Esa canción fue grabada por Jorge Oñate y El Cocha, y está en el álbum *Es universal* de 1998. Fue un éxito y sigue sonando, pero *Recuerdos de viejos tiempos*, la ganadora de Sergio Moya, no ha trascendido tanto como la de Romualdo, que es recurrente en la radio.

En el mismo festival, en el mismo año, también sucedió que el viejito Luis Cujia, con su *Bailaito sabroso*, se llevó por delante a Beto Murgas en ritmo de merengue. Ganó con *Soy el folclor*, se echó al público al bolsillo dejando en segundo lugar a la mejor, que era *Nativo del Valle*, convertida en éxito por Poncho y Emiliano. La de Cujia fue grabada por Emiliano y Joe Arroyo, y está en el álbum *Sol mayor* que salió en 1999. Es una excelente canción, pero no era la mejor. Beto no bailó en la tarima y se lo ganó el viejito.

Pero si por allá llueve, por aquí no escampa. En el Festival de Barrancas, en 1986, *Benditos versos* de Rafa Manjarrés fue descalificada, y todos sabemos que es uno de los himnos de La Guajira desde 1986, cuando la grabó Beto a regañadientes con el acordeón de El Negro Villa en el LP *De nuevo los buenos*. La metieron de relleno, pero la ganadora casi nadie la conoce.

Para colmo, en el Festival de Compositores de San Juan, *Luna sanjuanera* no ganó, quedó en segundo lugar después de *Los funerales* de Antonio Serrano Zúñiga, una canción intrascendente. Es la única obra musical de su autoría que no me gusta.

Definitivamente, como todo en esta vida, en materia musical vale más caer en gracia que ser gracioso.

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